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Ciencia ficción una herramienta pedagógica para enseñar ciencias: Conciencia líquida

dinosaur skeleton and augmented reality

Ciencia ficción una herramienta pedagógica para enseñar ciencias: Conciencia líquida

Les comparto este sencillo relato elaborado con el aporte y la imaginación de una niña y un niño, que literalmente volaron, investigaron, se recrearon y se divirtieron. Esta narrativa, puede servir para recrear mundos posibles que debemos evitar, cambiar costumbres y hábitos poco sustentables que a diario practicamos y llamar la atención sobre nuestra poca inteligencia para entender nuestro planeta.

 

Había una vez: “La humanidad se acaba de paralizar no por las desigualdades sociales imperantes, que han llegado a su límite, no porque han aparecido nuevos coronavirus, ni por el calentamiento global o la extinción de especies o por la pérdida de páramos, por el aceleramiento de la extracción minera, tampoco por la desertificación de los campos, o por la aspersión de glifosato. No. Se trata de un hecho asombroso y científico nunca antes visto. Los astronautas que han pisado el planeta Marte con sus extraordinarios equipos electrónicos, acaban de detectar una célula microscópica, que vive sin núcleo celular, sin ADN, sin mitocondrias, que se alimenta de CO2 y su reproducción depende de las condiciones externas, es decir no se reproduce si las condiciones son tóxicas. Una célula que expulsa oxígeno como producto de una combustión inversa, que puede ser la solución a la falta de este elemento para los seres humanos, que hoy portan tanques de oxígeno para poder vivir. Encontramos allá, lo que abundaba aquí. Lástima. Pero afortunadamente el avance de la ciencia y la tecnología sigue su rumbo ascendente, resolviendo los problemas que ocasionan la inconciencia planetaria.

El planeta Tierra sigue su rumbo tecnológico, depredador e inconsciente. La humanidad en lugar de buscar un desarrollo sostenible, ha puesto su total confianza en el avance vertiginoso de la ciencia, que en pocos meses y en ocasiones en pocas semanas, inventan vacunas, fármacos, tecnología de punta que incluyen chips, cada vez más pequeños, y otras excentricidades que resuelven las dificultades propias de una inconsciencia colectiva. Para evitar los coronavirus, se implantan chips que fortalecen el sistema inmunológico, para respirar aire puro, se instalan filtros microscópicos en la nariz que purifican la atmósfera contaminada, evitando que estos enemigos microscópicos se adhieran a nuestra mucosa y posteriormente se hospeden en las células. Si en algún momento se llega a dañar el filtro o la saturación de oxígeno es muy baja, existen estaciones para purificar el aire y latas de aire que se compran en cualquier esquina. La contaminación ha sido un tema que hemos escuchado durante décadas. Sin embargo, ya nadie la detecta, ni a nadie le importa. Nos volvemos robots y cada vez menos humanos. Como hemos agotado todos los recursos de la Tierra, esto no ha sido impedimento, lo que nos falta, lo traemos de otros planetas, y hacemos todos los esfuerzos para crear una solución a cada problema que enfrentamos.

La contaminación del planeta Tierra, pese al avance de la ciencia y la tecnología, ha llegado a sobrepasar la capacidad de carga.  En una pequeña biosfera, elaborada en un taller con niñas y niños, abandonada en un aula de clase, completamente cerrada, se encuentra una guía que indica los pasos a seguir de forma estricta. La guía señalaba, que en un recipiente de vidrio de boca ancha, se debe sembrar una pequeña planta, en suelo fértil, un pequeño ecosistema, con diminutos  animales y todos los factores bióticos y abióticos en equilibrio. Un poco de agua se había agregado y finalmente el pase mágico. El frasco se cierra herméticamente y se procederá a observarla diariamente. Las escuelas ya no son espacios para el aprendizaje, pues todo se hace de manera virtual. Sin embargo, un niño curioso llamado Aurelio, encuentra la biosfera en un rincón húmedo después de varios años y la observa verde, reluciente y alegre. ¡Está viva!, grita el pequeño, no puede creerlo, estuvo mucho tiempo expuesta a las salidas del sol, ha realizado el ciclo de agua y el dióxido de carbono de los pequeños seres vivos alimentan la planta y esta a su vez le ofrece el oxígeno para su respiración. Un equilibrio perfecto. Este pequeño modelo le generó mucha curiosidad a Aurelio y se quedó con esta idea asombrosa: Una biosfera elaborada por niñas y niñas en una escuela.

No obstante, para la Tierra era demasiado tarde, ya no es ni la sombra de lo que alguna vez conocimos. No hay rastro de las grandes extensiones de árboles, ni agua cristalina, poco suelo fértil y escaso aire puro. Por esta razón, Aurelio y el resto de los habitantes de la Tierra tienen que abordar la nave que los llevará a conocer otras latitudes y tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones. En pocas palabras, buscarán un nuevo hogar donde esperan aprender la lección y donde se piensa hacer las cosas de manera diferentes, ya que lastimosamente las generaciones anteriores destruyeron las maravillas que ofrecía la Tierra.

Después de muchas horas de viaje en las naves espaciales, los nuevos habitantes han llegado a Marte. Aterrizaron miles de humanos con chips incrustados en todo su cuerpo para vencer las dificultades encontradas en su nuevo ambiente. Este planeta es una algarabía. Ante la inminente salida de los humanos de la Tierra, un par de años atrás se empezó a acondicionar el planeta rojo para este momento. Previamente se han construido, gigantes biosferas, con recuerdos gratos del planeta Tierra, aire puro, agua cristalina, plantas y seres vivos diversos. Todo en completa armonía y homeóstasis. Pero es insuficiente el espacio para todos. Las nuevas normas de convivencia que todos acatan sin protestar, consisten en que cada grupo humano puede disfrutar de la gran biosfera por unos pocos minutos al día, para deleitarse, contemplar y cuidar este pequeño planeta Tierra en medio del desierto de Marte. Aún no es posible entablar relaciones amistosas con las nuevas formas de vida microscópicas encontradas, pero la ilusión de disfrutar por unos minutos el oasis prefabricado, alimenta la esperanza de los humanoides de seguir viviendo, porque son privilegiados que alcanzaron a llegar a su nueva morada.

 La estadía en Marte ha sido dificultosa, pero se han adaptado a las nuevas condiciones. Con los minerales encontrados se crearon grandes fábricas de chips, robots miniaturas para ingresarlos por el torrente circulatorio que exploran cada célula y hacen los cambios requeridos para mantener la vida sin dificultades. Nuevos materiales encontrados, han permitido construir naves más modernas y rápidas que les permiten visitar lunas, cometas y asteroides. La vida artificial que se vive, es segura. Por otro lado, la Tierra no solo era un planeta ecológicamente inhabitable, también había sido foco de contaminación de un virus mortal que obligó a los humanos a distanciarse físicamente y esta condición debía continuar en Marte para evitar posibles contagios no previstos.

El presidente planetario, da órdenes que se cumplen sin chistar, todos son conscientes de la nueva situación y colaboran para mantener el estado social marciano y las posibilidades de vida. Los niños y las niñas son los más afectados, porque las posibilidades del juego, se redujeron a aparatos electrónicos que disponen en cantidades alarmantes, pero el contacto físico entre los pequeños, está totalmente prohibido. Sin embargo su memoria está fresca y ellos añoran el planeta Tierra.

Con sus contactos electrónicos con otros niños y niñas, juegan a volver a la Tierra y disfrutar de las bondades de la naturaleza. Ya conocen la técnica de la materialización que miraron en la serie de televisión “Viaje a las estrellas” y quieren utilizarla en absoluto secreto infantil.

Han pasado muchos años y el gran gigante ha logrado reverdecer y equilibrar todos sus ciclos vitales. Sin la presencia humana, por estos siglos y siglos, el planeta Tierra ha recuperado los equilibrios, su homeostasis y comienza  a ser nuevamente una casa habitable.

 ¡Es momento de volver a la Tierra! Los niños, se organizan en naves de turistas, las niñas travesean con la materialización. Son dos caminos que quieren explorar para cumplir su misión. Todos quieren visitar el nuevo y  reverdecido planeta, no aceptan adultos, a quienes acusan de semejante catástrofe y se dirigen a conquistar nuevamente el planeta Tierra, la biosfera saludable  que hace mucho tiempo entre todos debieron cuidar.  Son las niñas y los niños los verdaderos héroes planetarios, son la única esperanza para  mantener las diferentes formas de vida y quienes darán ejemplo a sus mayores de solidaridad, respeto, ética, aprecio y cuidado por esa maravillosa roca que gira alrededor del sol en su tercera órbita. La conciencia líquida de gobernantes y adultos que practican la politiquería, el poder desbordado, el uso indiscriminado de energía fósil, el envenenamiento con glifosato, el fracking y las energías extractivistas, lograron el objetivo de hacer este planeta  invivible y no dejaron futuro para la niñez inteligente, creativa y sostenible que fortalece una conciencia más comprometida con el buen vivir por los siglos de los siglos.”.

Este cuento de ciencia ficción es una forma de mostrar lo que no queremos vivir y si estimulamos a los estudiantes, se pueden animar a escribir y desarrollar su imaginación, contribuir a evitar una conciencia líquida que se mueve a discreción según los eventos, fenómenos climáticos y el desarrollo de la ciencia y la tecnología. La ciencia y la tecnología no van a salvarnos. Si lo puede hacer un nuevo modelo de desarrollo y una ciudadanía responsables y dispuesta a maravillarse, cuidar y proteger nuestro planeta.

Estos relatos distòpicos creados en forma  consensuada, alimentan la imaginación, fortalece el pensamiento crítico, la convivencia y la comunicación. La conciencia líquida de nuestros gobernantes, no está orientada hacia un desarrollo humano, responsable, ni en armonía con nuestro planeta tierra.  

 

Biosferas que dieron lugar al cuento de ciencia ficción.

Biosfera plantada al comienzo de la Pandemia marzo 2020

Biosfera de diez meses en completo equilibrio.

 

 

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